Agua y deporte. En este articulo hablamos de lo importancia de buena hidratación durante de tiempo de hacer deporte.
Hoy en día gozar de buena salud es prestigioso. Además, practicar deporte está de moda.
El deporte es una inversión: en su propio bienestar, para la tonificación muscular, para mejorar las capacidades funcionales del cuerpo y el rendimiento general, así como para obtener una figura bien modelada.
Durante los entrenamientos, por la pérdida de agua aumenta la viscosidad de la sangre y el cerebro y el sistema muscular sufren carencia de nutrientes y oxígeno. El corazón bombea el tejido denso suministrando elementos nutricionales deficientes. Como resultado, la frecuencia cardíaca y la temperatura corporal se incrementan reiteradamente, lo que aumenta la carga existente en el corazón. Todo esto conduce a la pérdida de coordinación y resistencia. La falta de oxígeno provoca mareos. No vale la pena hablar sobre la efectividad de este tipo de entrenamiento, ya que grandes cargas en los músculos del corazón tienen un riesgo de formación de enfermedades como la isquemia.
Otro problema importante es la deshidratación. Para su prevención es necesario consumir el agua potable pura de forma oportuna y sistemática. Dado que el cuerpo está consumiendo continuamente el líquido para sus procesos internos, no es posible crear una reserva significativa antes del entrenamiento. Pero 300-500 ml de agua una hora antes del ejercicio proporcionarán al cuerpo la termorregulación necesaria y transición suave a la fase activa. Recuerde que una sensación de sed es siempre una señal inquietante sobre la aguda escasez de agua: una señal que dice que los procesos metabólicos ya están sufriendo un trastorno. De ahí se deduce que la ingesta de líquidos durante el ejercicio debe ser calculada adecuadamente.
Los nutricionistas deportivos aconsejan cumplir con las siguientes recomendaciones: la cantidad de agua para 1,5-2 horas de entrenamiento físico debe ser de 0,5-1 litro, teniendo en cuenta la intensidad, tipo de actividad física y temperatura del medio ambiente; el consumo de líquido durante los entrenamientos debe ser dividido en varias tomas; es necesario beber un poco cada 10-15 minutos; la temperatura recomendada del agua no debe ser inferior a la temperatura ambiente.
A pesar de que el impacto negativo sobre el cuerpo es obvio y la medicina actual confirma la necesidad de una constante reposición de las reservas internas de agua, los seguidores de la antigua escuela de dietología deportiva “prerrevolucionaria” continúan recomendando no beber durante la práctica de ejercicio físico.
Durante los días de reposo y recuperación tras los entrenamientos, el consumo sistemático de agua también es muy importante. Diversas bebidas con gas, zumos, tés o café no podrán reponer de manera suficiente el balance hídrico del cuerpo. Los días entre los entrenamientos se debe beber agua pura en pequeñas porciones. Solo el agua natural pura se absorbe enseguida por el tracto digestivo y alcanza al torrente sanguíneo. Únicamente el agua natural pura proporciona la circulación de sustancias activas y la eliminación de toxinas, impurezas y productos de desecho procedentes del metabolismo.
Además de consumir la cantidad necesaria de líquido en el momento adecuado, también debemos cuidar la calidad del agua que bebemos.